A principios de otoño, la cubierta externa de nuestras almendras se abre y se va secando progresivamente, esta es la señal que nos indica que nuestra cosecha está lista para su recolección.
Este es el momento que más molestamos a nuestros almendros, pero evitamos dañarlos trayendo a los mejores profesionales del sur de España para realizar la recolección con maquinaría de última generación. Traen sus paraguas vibradores y con una pericia conseguida por años de trabajo especializado, hacen caer las almendras y las dejan desprovistas de su cubierta externa sin dañar el tronco de nuestros almendros.
Posteriormente, nuestra preciada almendra pasa una fase de secado al sol durante varios días y se almacena durante pocas semanas hasta que la llevamos a la cooperativa donde pasa a su cascado, posterior envasado y almacenaje en una lugar fresco y seco hasta que es enviada a nuestro consumidor final o distribuidor.
