Con la entrada de la primavera, nuestros almendros dan síntomas de que siguen vivos, deseosos de inundar de vida sus oscuras y endurecidas ramas. Durante 3 semanas, las flores se van abriendo progresivamente para iniciar el ciclo reproductivo, auto-polinizándose con la ayuda de las abejas que traemos para facilitar el momento que más va determinar la cosecha futura.
Pocos días después, podemos ver el pistilo engrosado lo que nos indica el resultado de la satisfactoria polinización.
Pasadas algunas semanas, nuestra almendra consigue su tamaño exterior casi definitivo pero el interior necesitará ir ganando en nutrientes y perdiendo su contenido en agua.
Paralelamente, nuestros almendros crecen vegetativamente, nuevas ramas crecen forzadas por la poda invernal, ramilletes de mayo hacen su aparición en las ramas de más de dos años y auguran futuras cosechas en años venideros.
Nuestros cuidados en esta época del año se centran en protegerlos de los invasores diminutos pero devastadores que los pueden colonizar e impedir su desarrollo, los pulgones. Les tratamos con cobre, azufre, piretrinas, aceites naturales y jabón potasio; todos los productos son admitidos en la agricultura ecológica y no afectan a otras especies de insectos e invertebrados. Los pulverizamos sobre las hojas con las mínimas dosis y sólo si es estrictamente necesarios, hay años que apenas los utilizamos.
